Crónica: Los curas salesianos


Boyacá
jueves 05 de septiembre de 2019

Diario El Día


Comenzando el siglo XX arribaron de Italia los sacerdotes salesianos para instalarse en Tunja, por invitación del obispo Eduardo Maldonado Calvo y tenían como propósito fundar un colegio masculino. Veamos su historia.


De los obispos que han pasado por Tunja, uno de los de mayor recordación a lo largo de la historia de la ciudad, ha sido Eduardo Maldonado Calvo, quien dejó grandes obras para esta capital y uno de ellos fue la traída de la comunidad salesiana, fundada en Italia por San Juan Bosco.

Cuando los sacerdotes italianos llegaron se les asignó la parroquia de las nieves que era la ultima al norte de la ciudad, pues como ya lo hemos dicho en otras crónicas, para esa época Tunja solamente llegaba hasta ese punto, de ahí para abajo, todo era rural. La diócesis de la ciudad, les entregó un inmenso lote, aledaño a la iglesia de las Nieves,
con el fin de que allí construyeran un colegio que albergara jóvenes con capacidad de pago en sus pensiones.

Durante diez años los primeros sacerdotes de esa comunidad se entregaron a la construcción del edificio que actualmente todavía sirve como instalación del legendario colegio y que desde un comienzo tuvo un inmensa acogida entre la sociedad tunjana. Se le dio el nombre de Colegio Salesiano Eduardo Maldonado Calvo, en homenaje a su gran benefactor, quien para el momento en que entró en funcionamiento ya había fallecido.

Es preciso recordar que el obispo Maldonado Calvo, además del colegio, fundó el asilo San José , que es vecino de la iglesia de las Nieves y además realizó grandes obras de beneficencia, como la creación también del ancianato de la ciudad, ubicado en el centro de la capital boyacense.

Cuando vinieron las grandes obras de infraestructura de Tunja, en los años 30, se hizo la avenida que hoy conocemos como Maldonado, que va de las Nieves hasta la glorieta, al norte de Tunja. Años más tarde se construyó el barrio Maldonado Calvo que conocemos hoy en día.
Y volviendo al tema de los curas salesianos, a ellos la diócesis les entregó también una finca enorme ubicada en la salida para Bucaramanga, en el sitio conocido como Puente Restrepo y a la cual se le llamó San Ricardo.

Ese era un sitio de descanso de los sacerdotes, quienes construyeron una legendaria piscina que todavía funciona en el lugar, además de cabañas y hasta marraneras había amen de cultivos de hortalizas y frutales, los cuales no eran vendidos al público en general, sino para la atención de los estudiantes internos del colegio.
Desde siempre el colegio Salesiano se ha caracterizado por educar a los hijos de las personas mas pudientes de la ciudad y hasta hace pocos años fue masculino y siempre regido por los sacerdotes.
Quien esto escribe estudio en dicho establecimiento educativo, en los años 70 del siglo anterior y por eso conoció de cerca la legendaria piscina de San Ricardo a la que nos llevaba al Padre Cortes, un anciano bonachón que tenia una camioneta verde de gran capacidad y en ella cargaba desde las instalaciones del colegio hasta San Ricardo, los
fines de semana a grupos de muchachos para que se bañaran en las gélidas aguas de la ya legendaria piscina de San Ricardo.

El Curita Cortes, como lo llamábamos cuando no estaba con sus estudiantes en la finca, se dedicaba a la administración de la misma; transportaba en su camioneta las frutas, las verduras y hasta los cerdos que debía llevar a la planta donde debían ser sacrificados.

Los años pasaron y el colegio, un siglo después estuvo al borde de la quiebra, debido a la escasez de estudiantes que se matriculaban, por lo que los sacerdotes, en una acción desesperada decidieron convertirlo en mixto y fue la única manera de salvarlo, de la inminente desaparición. Hoy una gran cantidad de mujeres estudian allí, en los salones
que por casi cien años fueron exclusividad de los hombres.


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